- Cristina Vega, Farmaceútica
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- Salud, Piel, Rosácea

Cristina Vega, Farmecútica
ROSÁCEA: FACTORES QUE INFLUYEN EN SU APARICIÓN Y CUIDADOS QUE NECESITA
La rosácea es un proceso bastante común que afecta a un elevado tanto por ciento de la población. Recientes estudios demuestran que puede tener un gran impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen.
Aunque muchas veces nos encontramos que no está diagnosticada, ya que comienza con ligeras rojeces en las mejillas a las cuales no se les da importancia.
Si no cuidamos nuestra piel de forma adecuada, esas rojeces pasan de ser ocasionales a ser persistentes y pueden aparecer acompañadas de pequeñas venitas dilatadas e incluso granitos similares al acné.
El exceso de alcohol o comida picante de las fiestas navideñas, así como el frío de estos días de invierno pueden ser factores desencadenantes de su aparición. Evitarlos puede ayudar a limitar la aparición de brotes.
Ante la sospecha de rosácea es fundamental acudir al médico para que la diagnostique y valore que tratamiento es el más adecuado en función de cada caso. Además, habrá que instaurar una buena rutina de cuidados dermocosméticos. Cuanto antes se trate mejores resultados se obtendrán.
Este cuidado no es sencillo ya que las pieles con rosácea presentan una alta reactividad e intolerancia a muchos productos.
¿QUÉ ES LA ROSÁCEA?
Es un proceso inflamatorio de la piel que cursa en forma de brotes, suele afectar a la zona central del rostro y se caracteriza por un eritema (rojez) al principio ocasional y que luego se hace permanente con edema (hinchazón) y dilatación de las venas.
A veces pueden aparecer pápulas y pústulas que se distinguen del acné por no ir acompañadas de comedones o puntos negros.
También pueden presentar síntomas a nivel ocular habitualmente en los párpados, conjuntiva y córnea. Su incidencia esta subestimada y se calcula que hasta el 58% de los pacientes con rosácea tienen síntomas oculares.
Suele aparecer entre los 30-40 años en mujeres y en los hombres a partir de los 40 años y afecta más a pieles claras.
¿QUÉ FACTORES LA DESENCADENAN?
La causa de la rosácea es desconocida y esto hace que sea más difícil encontrar tratamientos eficaces.
Lo que sí se sabe es que hay factores predisponentes:
- La herencia genética: un 40% de los pacientes tienen historia familiar con rosácea.
- Trastornos circulatorios locales: los vasos sanguíneos son más frágiles y presentan mayor predisposición a la vasodilatación.
- Alteraciones de la barrera cutánea: al perder su función barrera, la piel pierde agua con más facilidad (se deshidrata) y está más expuesta a infecciones y a sufrir irritación.
- Presencia del ácaro Demodex foliculorum: este parásito que reside habitualmente en nuestra piel aparece en mayor cantidad en pacientes con rosácea. Por un lado, podrían bloquear la salida de sebo y dar lugar a la formación de granitos y por otro lado parece ser que contienen bacterias en su interior responsables de la infección en la zona.
- Alteración del sistema inmunológico: los mecanismos de defensa están sobreexcitados lo que provoca que se desencadenen respuestas inflamatorias de forma continua.
Y que puede haber factores desencadenantes:
- Factores emocionales: estrés y ansiedad.
- Factores alimentarios: alimentos picantes y calientes, yogur, queso, chocolate, alcohol…
- Factores climáticos: sol, viento intenso, frio, humedad.
- Ejercicio físico intenso o carga de peso.
- Cambios hormonales: embarazo, menopausia.
- Productos para el cuidado de la piel: sustancias con alcohol o acetona.
Por tanto, si queremos evitar la aparición de la rosácea o sus brotes es importante identificar qué factores pueden afectar a cada paciente.
¿QUÉ CUIDADOS NECESITA?
Tanto si estamos en la fase inicial del proceso (rojez, quemazón) como si estamos en fases más avanzadas (rojez extrema, pápulas y pústulas) con tratamientos prescritos por el médico. Es necesario seguir unas recomendaciones sobre limpieza e hidratación y protección solar.
Esto hará que mejore el aspecto de la piel, que se espacien los brotes y que se detenga el avance del problema.
Higiene:
- Utilizar un limpiador sin jabón, ya que son menos irritantes y resecan menos que los jabones. Actúan aliviando el picor, la sequedad y la rojez.
- Limpiar la piel dos veces al día: por la mañana para eliminar los restos de los tratamientos que hemos usado la noche anterior y por la noche, para limpiar el exceso de grasa, contaminación, células muertas ,maquillaje, así como bacterias que pueden estar asociadas a la aparición de la rosácea.
- No usar guantes, esponjas o cepillos, ya que aumentarían la irritación y la temperatura de la zona, mejor extenderlo suavemente con los dedos.
- No usar agua muy fría o caliente ya que las temperaturas extremas pueden irritar más la piel.
- No es recomendable usar exfoliantes ni químicos ni mecánicos.
Hidratación:
- Usar cremas emolientes que restauren la unión entre las células y mejore la calidad de nuestra “pared” restaurando su función barrera.
- Que contengan tónicos venosos: ruscus, meliloto, aesculus hipocastanum.
- Con extractos para pieles sensibles: manzanilla, mimosa, aloe vera.
- Con activos calmantes: alfa bisobolol, azuleno, ácido glicirrético…
Protección solar:
- Se recomienda el uso diario de fotoprotectores de amplio espectro. Además, es muy importante la aplicación diaria porque recibimos radiaciones solares todo el tiempo, no solo cuando vamos a la playa sino también al caminar, al ir en coche o cuando practicamos algún deporte.
- Son preferibles los filtros físicos que actúan reflejando la radiación y no los químicos que pueden dar lugar a la retención de calor ya que actúan por absorción.
Maquillaje:
- Podemos usar correctores verdes para disimular las rojeces.
- Se aplican tras la limpieza e hidratación del rostro con suaves toques de forma que neutralizaran la rojez.
- Posteriormente, aplicamos un maquillaje de alta cobertura para dar uniformidad al rostro.
Nutricosmética:
- Se pueden utilizar complementos alimenticios con actividad vasoprotectora como la vid roja, que estimulen la microcirculación como el ruscus, antiinflamatorios como el hammamelis.
- Combinados con el resto de los tratamientos pueden mejorar el resultado final.
¿QUÉ HACEMOS SI TENEMOS UN BROTE?
Dependiendo de la gravedad del brote a veces no son suficiente los cuidados con jabones e hidratantes específicos y hay que visitar al médico.
Independientemente de lo que nos recete debemos seguir cuidando la piel tal como hemos comentado anteriormente.
Pero además podemos añadir el uso de aguas termales. Se recomienda meterlas en la nevera para que estén lo más frías posibles y aumentar así su efecto antiinflamatorio. Se pueden aplicar directamente pulverizando sobre el rostro y dejándola secar o bien empapando compresas que aplicaremos sobre la zona e iremos renovando.
MI CONSEJO
La rosácea suele responder muy bien a los tratamientos siempre y cuando seamos constantes y se eviten los factores desencadenantes.
El uso de productos de higiene e hidratación adecuados pueden ayudarnos a mejorar la sintomatología y a espaciar los brotes.
Por ello mi consejo es:
- Evitar los factores desencadenantes.
- Usar limpiadores suaves sin jabón.
- Hidratar la piel a diario con productos enriquecidos con sustancias calmantes y que mejoren la circulación.
- Protegernos de las radiaciones solares con fotoprotectores de amplio espectro.
- Una vez a la semana utilizar una mascarilla calmante.
Si tienes rosácea y no sabes cómo puedes cuidar tu piel, puedes acudir a nuestra farmacia y Cristina, nuestra farmaceútica especialista en Dermocosmética, estará encantada de ayudarte. ¡Te esperamos!
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