Con la llegada del buen tiempo muchas personas están ya aprovechando para realizar deporte fuera de casa, ir a la playa, pasear por la montaña o incluso relajarse en la terraza de su casa leyendo un buen libro. Todas estas actividades hacen que aumente la cantidad de radiación solar que están recibiendo.
Como ya comentamos en nuestro post sobre el daño solar estas radiaciones tienen beneficios: ayuda a la síntesis de la vitamina D, mejora muchas patologías de la piel como la psoriasis, el acné o la dermatitis atópica o tiene acción antidepresiva, pero también tiene sus riesgos: envejecimiento prematuro de la piel, inmunosupresión, alergias y no hay que olvidar nunca el cáncer de piel.
Por ello, es muy importante elegir el fotoprotector que mejor se adapte a tus necesidades, ya que de esta manera conseguirás que forme parte de tu rutina diaria.
Las pieles con acné a menudo se encuentran con el dilema de no saber que producto elegir e incluso tienen dudas sobre si usar o no el fotoprotector.
¿Qué le ocurre en verano a la piel con acné?
En verano, en general, la piel con acné tiende a mejorar. Esto se debe a que la radiación solar posee un efecto antinflamatorio y bactericida importante. Además, un ligero bronceado reduce la apariencia de las imperfecciones.
Pero esta mejoría es solo aparente y si no tenemos cuidado las pieles con tendencia acneica sufrirán un rebrote importante cuando acabe el periodo estival.
Para entender mejor por qué es una mejoría temporal vamos a ver qué factores influyen la aparición del acné:
La radiación solar, en un primer momento, seca la piel y disminuye la producción de sebo, pero a lla arga puede provocar deshidratación haciendo que la piel produzca más sebo para compensar la sequedad.
Además, la exposición solar provoca un aumento del grosor de la capa superficial de la piel como mecanismo de defensa favoreciendo así la obstrucción del folículo.
Si a esto le unimos que aumenta la producción de sudor se crea un ambiente ideal para que la bacteria C.acnes se multiplique libremente.
Por otro lado, no podemos olvidar que la radiación solar reduce la respuesta del sistema inmune (recordemos los temidos herpes en verano) haciendo que disminuya su respuesta inflamatoria frente a las bacterias.
En resumen, el sol mejora aparentemente el acné, pero solo es un espejismo ya que el aumento del sebo, el engrosamiento de la piel y el aumento del sudor hacen que las bacterias se encuentren muy cómodas y cuando disminuyan las radiaciones solares y nuestro sistema inmune se active responderá aumentando la inflamación en la zona.
¿Puedo usar cualquier fotoprotector si tengo acné?
Hay que elegir un producto adecuado para la piel con acné. Si escogemos productos demasiado oleosos corremos el riesgo de empeorar todavía más el acné y provocar un brote cuando llegue septiembre.
Debemos buscar fotoprotectores que contengan filtros solares de amplio espectro, es decir, que protejan frente a todo tipo de radiaciones y que sean libres de grasas y no comedogénicos. Si, además, contienen sustancias seborreguladoras y matificantes conseguiremos ir controlando el exceso de grasa y mejorando el aspecto de la piel.
Heliocare 360 oil free: además de filtros solares de amplio espectro contiene antioxidantes, seborreguladores y matificantes dejando la piel suave y sin brillos tras su aplicación. Está disponible también con color, resultando muy útil para unificar el tono de la piel cubriendo las imperfecciones generadas por el acné.
Cleanance Avène: contiene filtros eficaces frente a UVA y UVB junto con pretocoferil que es un potente antioxidante. Para obtener un efecto matificante y seboregulador cuenta con la monolaurina. Como todos los productos de Avène contiene agua termal con propiedades calmantes y antiirritantes. Dispone de una versión con color para proteger a la vez que unifica y cubre las imperfecciones.
Consejos para evitar el efecto rebote en septiembre
Te recomendamos algunos de los imprescindibles que nunca duermen...
.
Comentarios (0)