- Inés Ibáñez, Farmaceútica
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- Nutrición, Salud, Envejecimiento

Inés Ibáñez
TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE ENVEJECIMIENTO Y NUTRICIÓN
¿Qué cambios sufre nuestro cuerpo a partir de los 70?
Los huesos tienden a volverse menos densos y puede aparecer la osteoporosis (enfermedad que se caracteriza por una baja densidad ósea). Con la osteoporosis, también son más débiles y más propensos a fracturarse. En las mujeres, la pérdida de densidad ósea aumenta después de la menopausia porque se producen menos estrógenos, que ayudan a evitar una destrucción ósea excesiva en el transcurso del proceso normal de formación, reabsorción y remodelación de los huesos. El calcio es el mineral que le confiere dureza a los huesos y se absorbe en menor cantidad a nivel intestinal con la vejez.
El cartílago que reviste las articulaciones también se vuelve más fino, en parte por el desgaste provocado por años de movimiento. Las superficies de una articulación pueden no deslizarse una sobre otra tan bien como lo hacían antes, y la articulación puede ser ligeramente más propensa a las lesiones. Las lesiones debidas a traumatismos repetidos o al empleo de las articulaciones durante toda la vida conducen, a menudo, a la artrosis, uno de los trastornos más frecuentes de la edad avanzada.
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Con la edad el músculo disminuye y la grasa aumenta. Una disminución en la masa muscular se le llama sarcopenia y sino hacemos nada para revertirla puede conllevar a una pérdida de fuerza hasta el nivel de sentirnos impedidos a realizar actividades diarias.
A nivel de sistema digestivo muchas veces habrá problemas en la masticación por la falta de piezas dentales, la secreción de saliva y de ácido en el estómago disminuye con lo que las digestiones van a ser mas lentas. El tránsito en el intestino es más lento con lo que puede haber estreñimiento y muchas veces también hay un déficit de lactosa y consecuentemente puede aparecer intolerancia la lactosa.
La piel se vuelve más fina, menos elástica, más seca, y forma arrugas finas. Los cambios en la piel se deben, en parte, a que con el envejecimiento el organismo produce menos colágeno (un tejido fuerte y fibroso que fortalece la piel) y elastina (que proporciona elasticidad a la piel). Como resultado, la piel se desgarra con mayor facilidad. Además, pierde parte de la capacidad de sintetizar vitamina D al exponerse a la luz solar; como resultado, aumenta el riesgo de déficit de vitamina D.
La insulina, que ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, es menos efectiva, y puede producirse en menor cantidad. Los cambios en los niveles de insulina aumentan el riesgo de sufrir diabetes de tipo 2. Por lo tanto, el ejercicio y la dieta, que pueden potenciar la acción de la insulina, adquieren mayor importancia a medida que las personas envejecen.
¿Cómo debe ser la alimentación?
Envejecer no es tan negativo, aunque obviamente sea inevitable, hay maneras y maneras de envejecer y cuidándose y estando atento a la alimentación y a la actividad física podrás envejecer de la mejor manera.
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- Reducir las grasas saturadas de nuestra dieta evitando carnes con grasa visible, embutidos y bollería.
- Consumir grasas cardiosaludables. Estas grasas, como los ácidos omega-3, las encontramos en los pescados grasos (salmón, caballa, jurel, sardinas, etc). Entre las grasas vegetales, el aceite de oliva es la mejor opción.
- Realizar actividad física, siempre acorde con las posibilidades individuales. La actividad física en personas mayores contribuye a disminuir la pérdida de masa ósea y el riesgo de diabetes, mejorando la función cardiovascular y la masa y fuerza muscular.
- Mantener una ingesta adecuada de vitamina D y calcio, consumiendo lácteos diariamente y exponiéndonos al sol es la mejor forma de cubrir estos nutrientes.
- Beber agua a intervalos regulares aunque no tengamos sed. Recomendamos consumir de 6 a 8 vasos de agua por día para mante- ner un buen estado de hidratación corporal.
- Aumentar el consumo de fibra. Lo lograremos consumiendo cereales integrales, frutas, verduras y legumbres. Así, evitaremos el estreñimiento y la diverticulitis, muy frecuentes en las personas mayores.
- Elegir alimentos de fácil masticación, si es necesario. Si tenemos problemas para masticar, debemos elegir alimentos blandos como huevos, pescados, carne picada, productos lácteos, arroz, pastas, vegetales cocidos, frutas blandas, purés de verduras, sopas cremosas, galletas blandas, etc.
- Si tenemos una alimentación insuficiente o si padecemos una enfermedad crónica, es necesario consumir suplementos vitamínicos, como la vitamina B12, consultando siempre antes a un profesional sanitario.
La desnutrición en el envejecimiento
El Estudio Predyces el cual valora la prevalencia de desnutrición en España nos da los siguientes datos:
El envejecimiento se asocia a un riesgo de hasta 3 veces mayor de presentar desnutrición.
El 45% de las personas mayores que viven en sus domicilios no realiza una dieta saludable.
Cerca del 35% de la población anciana que vive en su hogar está en riesgo nutricional y un 7% está desnutrida.
¿Cómo se detecta la desnutrición?
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Hay un test muy sencillo que podemos hacer desde casa que consta de 6 preguntas y es, en el caso de dar por debajo de 11 puntos lo ideal es que acudas a un profesional sanitario para que te oriente.
Existe desnutrición, ¿qué debemos hacer?
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Las personas desnutridas tendrán sistema inmune mas débil y como consecuencia un mayor riesgo de infección, además se sentirán cansados y la depresión será mucho mas común en ellos. También conllevará a sarcopenia y a una pérdida de la fuerza muscular que puede provocar caídas y fracturas.
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Existen medicamentos que pueden aumentar el apetito, desde jaleas hasta otros que son de prescripción médica. Si las ingestas son muy pequeñas por falta de apetito hay que pedir ayuda a profesionales sanitarios. Si las ingestas no son suficientes también pueden complementarse las comidas con suplementos, en la farmacia tenemos sabores de fresa, chocolate, vainilla, café y hasta neutros para mezclar con purés o yogures. Llevan todos los nutrientes necesarios tanto de proteínas como de vitaminas y minerales y en sus cantidades justas.
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En el caso de que las ingestas sean suficientes en cantidad pero muy bajas en proteínas o que las necesidades de estas hayan aumentado, también pueden complementarse las comidas con proteínas que encontrarás en la farmacia de sabor neutro que pueden ponerse desde en el café hasta el yogur, purés etc.
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Hay trucos para enriquecer los platos, quiere decir que con poca cantidad aportamos muchas calorías, proteínas o ambas. Te enseño algunos:
- Tritura frutos secos y échalos al yogur o ensaladas.
- Haz purés y échale quesitos y un chorro de aceite en crudo.
- El aguacate lleva muchas calorías y sanas.
- Echa leche en polvo a la propia leche o en la preparación de batidos
- Utiliza el queso para preparar tortillas, purés de verduras, pasta.
- Utiliza el huevo batido en purés, sopas, cremas. jajajatE
Te dejamos una dieta rica en vitamina D y proteína.
- Desayuno: LÁCTEO + FÉCULA + PROTEINA 1 vaso de leche de vaca + 1 c.p. de leche en polvo desnatada 2 rebanadas de pan con aceite de oliva y atún o queso fresco jajajatE
- Media mañana: LÁCTEO O FRUTA 1 yogur con 1c.p. de frutos secos en polvo (almendra, nueces) jajajatE
- Comida: FÉCULA + VERDURA + PROTEINA + FRUTA Garbanzos con espinacas 1 rebanada de pan Merluza a la plancha con ajo y perejil 1 Naranja jajajatE
- Merienda: LÁCTEO + FÉCULA yogur con 2 tostadas jajajatE
- Cena: FÉCULA + VERDURA + PROTEINA + FRUTA Puré de calabacín + 1 clara de huevo Pollo a la plancha Manzana Recena: LÁCTEO 1 vaso de leche de vaca jajajatE
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