Una de las consultas más habituales que recibimos de los papás primerizos hace referencia a la salida de los primeros dientes. Los padres nos explican que el niño está irritado, muy inquieto e incluso que babea continuamente. Dado que todavía no saben hablar y la única manera de expresar su incomodidad es llorando hace que los padres muchas veces estén desesperados por encontrar algo que le alivie esas molestias a su pequeño.
Vamos a repasar cuando salen los primeros dientes, que síntomas acompañan a la erupción dental y cómo podemos aliviar las molestias de la dentición en los bebés.
¿A QUÉ EDAD SALEN LOS PRIMEROS DIENTES?
El proceso de erupción dental lo pasamos dos veces en nuestra vida, la primera siendo bebés con la aparición de los dientes temporales o de leche y la segunda con la erupción de los dientes permanentes. La sustitución de unos por otros suele ocurrir alrededor de los 5-6 años.
Los dientes temporales se llaman dientes de leche porque habitualmente comienzan a salir cuando el bebé todavía se alimenta de leche. El momento exacto varía de unos niños a otros, hay niños que nacen incluso con algún diente, aunque la erupción dental suele ocurrir alrededor de los 6 meses. Otro dato es que se ha visto que suele ocurrir antes en las niñas que en los niños.
El orden suele ser el siguiente:
• Primero aparecen los incisivos centrales inferiores (de los 6- 12 meses).
• Luego los dientes laterales superiores (de los 6 -12 meses).
• Más tarde los dientes laterales inferiores y las primeras muelas ( de los 12-24 meses).
• Posteriormente, los caninos y las segundas muelas ( de los 18 a los 30 meses).
La dentadura se va completando hasta los 3 años aproximadamente, contando al final con un total de 20 piezas.
¿QUÉ SÍNTOMAS PUEDEN ACOMPAÑAR A LA ERUPCIÓN DENTAL?
Hay algunos niños a los que no les molesta nada esta primera erupción dental y los padres se dan cuenta que tienen algún diente porque notan pequeños picos en la encía. Pero hay otros niños que están más inquietos, están más llorones e incluso babean más.
En una revisión que realizó sobre el tema la revista Pediatrics en 2016 se indica que los síntomas más frecuentes son: la irritación de las encías, la irritabilidad del niño y por último el babeo.
Estas molestias son leves y pasajeras, si el niño está decaído, tiene fiebre o diarrea es mejor consultar con el pediatra, aunque la vecina insista que seguro que es por la salida de los dientes. En estos primeros meses es muy habitual que los niños cojan alguna infección y por ello muchas veces coincide una cosa con la otra.
Tampoco se ha podido relacionar el hecho de que el niño se meta más los puños en la boca con la aparición de ningún diente, lo que ocurre es que el bebé está descubriendo su cuerpo, el mundo que le rodea y esto forma parte de su proceso de investigación.
¿CÓMO PODEMOS ALIVIAR LAS MOLESTIAS DE LA DENTICIÓN EN LOS BEBÉS?
Aunque en la mayoría de los casos no hace falta tratarlo de ninguna manera, si el niño está muy incómodo podemos intentar aliviar las molestias de la dentición. Muchas veces solo necesitan nuestros abrazos y nuestro calor y cariño, pero también se ha visto que la aplicación de presión en la zona, el frio por su efecto antiinflamatorio y el masaje pueden ayudar bastante. En la farmacia podemos encontrar distintas opciones:
- Mordedores: los hay de distintos tamaños , formas y materiales. Es importate no ofrecer al niño comida ni objetos para mordisquear que puedan romperse en trocitos por el riesgo de atragantamiento.
Hay marcas como Suavinex que disponen de mordedores adaptados a cada etapa de la dentición:
- Bálsamos para la dentición: pueden mejorar las molestias gracias, por un lado, a su efecto refrescante en la zona y por otro por la presión que realizamos en la zona al aplicarlos mediante un masaje.
Vitis Baby Gel Bálsamo Encías contiene manzanilla con efecto calmante, pantenol y alantoína que protegen las encías junto con Glicirricinato potásico y xylitol que proporcionan frescor.
Nutraisdin Primeros Dientes contiene dexpantenol con efecto calmante y reepitelizante.
Por ultimo recordar que hay que tener cuidado con el uso de los collares de ámbar por el riesgo de estrangulamiento que supone tenerlos colocados en el cuello.
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